Querías alcanzar la luna con tus eufóricos saltos, solías reírte de ti mismo y alzar la mano tanto como podías, estirando los dedos y gritando mi nombre... había días que mi nombre sonaba tan tierno en tus labios, yo cerraba los ojos con fuerza para oírlo mejor, para grabarlo a fuego en mi memoria, porque era en esos días en los que realmente tú me adorabas y por eso pronunciabas mi nombre como quien saborea el último recodo del más dulce de los algodones de azúcar. Fuiste toda una primavera por descubrir. Y ¿sabes? me contagiaste las ganas.
Y no me canso de sentir.
Y mi casa todavía huele a palomitas quemadas
-
¿Porqué embriagarme con perfumes si puedo tenerte aquí?
Como el césped debajo de tus pies. Y el olor a piscina. A capuccino. Ya no
huelo ni a palomitas quem...
Hace 12 años
A mi también me contagiaste la primavera.
ResponderEliminarYo siempre podré seguir llamándote por tu nombre en mayúsculas, hasta el infinito, y más allá :D