Odiosos y, al mismo tiempo, adorados días de bohemia.

Ella era como una gota de perfume, perdida en el oasis de aquellos días de la más profunda bohemia.
Caminaba en infinita fingida indiferencia, con ese paso propio de las gotas de la más pura esencia, embriagador, abrumador... efímero. Y su expresión... nunca nadie vio ojos tan dulces y tan desgarradores al mismo tiempo, parecían tararear la melodía de la canción más triste jamás compuesta con su pestañeo, e, inevitablemente, la mordedura de sus pupilas te escocía el corazón.
Andaba siempre ensimismada, y podría decirse que su sonrisa era incluso más triste que aquellas perlas que le caían de los ojos al llorar.
Aunque vivía en un constante intento de escapar de esas sensaciones, estaba tan sumergida en ellas que no conseguía sacudirse la pena más de dos días seguidos; además tampoco puede decirse que nadie la ayudase demasiado, no era la única atrapada en aquellos días de bohemia...

miércoles, 6 de abril de 2011

álter ego

Ven que hoy el aire no quiere entrar en mis pulmones, ven por favor y sujétame que mi cuerpo se niega a prestarme atención, que mis piernas se deben de haber enfadado, que la vista se me nubla por momentos, ven y déjame oír los latidos de tu corazón, que no consigo escuchar los del mío. Ven, dame tus manos, para poder calentar las mías. Ven por favor que hoy se me escapa de las venas la alegría.

sábado, 19 de marzo de 2011

Y uno es feliz como el niño cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida
afina con en pincel
se nos eriza la piel
y faltan palabras

domingo, 27 de febrero de 2011

Cartas en el buzón equivocado.

Te escribo en días grises para decirte lo mucho que siento haber dicho lo que dije. No lo pensaba, estaba fuera de mí... yo jamás te haría daño.
Sé que no vas a volver, que no lo merezco.
Sé que ni siquiera me vas a responder esta carta.
Sé que has estado estos días pensando en lo mucho que me has dado, y en lo poco que has recibido.
Sé que vas a encontrar a alguien mucho mejor que yo.
Sé que vas a olvidarme.
Sé que soy gilipollas.
Sé que ni siquiera merezco tu odio, si acaso tu indiferencia.
También sé que te has llevado el color, y la música.
Ya que yo sé todas estas cosas, creo que es justo que tu sepas algo, te quiero.

sábado, 19 de febrero de 2011

Desde el rompeolas me acuerdo de ti, me alejo de ti.

Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo,
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo,
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho.
Y ahora ya no puedo prestarte mis alas,
ni subirme la falda, ni cogerte con vicio,
ahora da lo mismo reírse de todo
que llorar por nada.