Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo,
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo,
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho.
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo,
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho.
Y ahora ya no puedo prestarte mis alas,
ni subirme la falda, ni cogerte con vicio,
ahora da lo mismo reírse de todo
que llorar por nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario