Odiosos y, al mismo tiempo, adorados días de bohemia.
Ella era como una gota de perfume, perdida en el oasis de aquellos días de la más profunda bohemia.
Caminaba en infinita fingida indiferencia, con ese paso propio de las gotas de la más pura esencia, embriagador, abrumador... efímero. Y su expresión... nunca nadie vio ojos tan dulces y tan desgarradores al mismo tiempo, parecían tararear la melodía de la canción más triste jamás compuesta con su pestañeo, e, inevitablemente, la mordedura de sus pupilas te escocía el corazón.
Andaba siempre ensimismada, y podría decirse que su sonrisa era incluso más triste que aquellas perlas que le caían de los ojos al llorar.
Aunque vivía en un constante intento de escapar de esas sensaciones, estaba tan sumergida en ellas que no conseguía sacudirse la pena más de dos días seguidos; además tampoco puede decirse que nadie la ayudase demasiado, no era la única atrapada en aquellos días de bohemia...
Bff me hielas, me retumbas, me hieres a la vez lo más profundo de lo que puedo llevar dentro. Eres magia joder, eres pura magia encerrada en la más infinita belleza.
ResponderEliminarSé también lo que es olvidar y no querer hacerlo por que duele, o porque se siente cerca. Querer borrar un final y tenerlo presente. Que tu cabeza no gire hacia delante por una mierda que ocurrió en el pasado. No me voy a cansar de repetirtelo, eres tan grande, tan enormemente brillante, que sería una pena, una auténtica perdida de arte, que te perdieras tras esas palabras, porque tú ya le dejaste que se largara. A todo lo malo.
Enhorabuena a tu madre por parirte. Estoy celosa de ella.