Odiosos y, al mismo tiempo, adorados días de bohemia.

Ella era como una gota de perfume, perdida en el oasis de aquellos días de la más profunda bohemia.
Caminaba en infinita fingida indiferencia, con ese paso propio de las gotas de la más pura esencia, embriagador, abrumador... efímero. Y su expresión... nunca nadie vio ojos tan dulces y tan desgarradores al mismo tiempo, parecían tararear la melodía de la canción más triste jamás compuesta con su pestañeo, e, inevitablemente, la mordedura de sus pupilas te escocía el corazón.
Andaba siempre ensimismada, y podría decirse que su sonrisa era incluso más triste que aquellas perlas que le caían de los ojos al llorar.
Aunque vivía en un constante intento de escapar de esas sensaciones, estaba tan sumergida en ellas que no conseguía sacudirse la pena más de dos días seguidos; además tampoco puede decirse que nadie la ayudase demasiado, no era la única atrapada en aquellos días de bohemia...

sábado, 30 de enero de 2010

Quizás...

¿Qué te hace pensar que aquello que buscas es lo que realmente quieres? Basta. Te comportas como un egoísta, claro que en el fondo siempre he sabido que eso es lo que eras. Todo lo que no gira en torno a ti es transparente o no lo ves? Claro que no, cómo ibas a verlo. Yo llevo siendo transparente mucho tiempo, demasiado tal vez. No quiero seguir siendo para ti una sombra, pero creo que esa es la única manera de estar en tu vida... ¿Sabes? Has sido tan importante. Pero no eres imprescindible, no, ya no.
Voy a largarme tan lejos que para cuando quieras darte cuenta de que he desaparecido (si es que algún día notas mi ausencia) ya estaré donde los días no sean tan tristes.

Que absurdo... sigues siendo imprescindible.


No hay comentarios:

Publicar un comentario